La tauromaquia en palma del río
Palma del Río es, si duda, uno de los pueblos más esencialmente taurinos de la provincia de Córdoba. En sus fértiles campos ha ocupado (y aún ocupa) un privilegiado lugar la crianza de ese bellísimo animal que es el toro bravo, razón de ser de la fiesta. No han sido pocos los hombres que se dedicaron en Palma del Río a ese quehacer de la explotación de una ganadería de reses bravas.
Pero entre los más destacados labradores y ganaderos, hemos de citar en justicia a Félix Moreno Ardanuy, que en 1918 adquirió la vacada del Marqués de Saltillo, la cual supo acrecentar y prestigiar a lo largo de más de cuarenta años, hasta que, a su fallecimiento (19 de junio de 1960), pasó a sus herederos. Moreno Ardanuy ostentó, además, cargos importantes en la ganadería española.
Fue además el fundador de una dinastía de ganaderos de bravo, en la que hay que incluir a su esposa, Enriqueta Moreno de la Cova, y a los hijos del matrimonio, Serafina, Enriqueta, Félix, Javier y Alonso Moreno de la Cova, sin olvidar a otros miembros de la familia como José y Antonio de la Cova Benjumea, cuyas reses pastaron en el vecino pueblo sevillano de Peñaflor.
La existencia en los campos de Palma del Río de ganaderías de reses de lidia creó en el pueblo un ambiente de afición a la fiesta, manifestada por grupos de chavales ansiosos de gloria y dinero, muchos de los cuales cuajaron en notables diestros de a pie y de a caballo, que alcanzaron notoria resonancia, como Manuel Benítez “El Cordobés”, Julio Fuillerat García “Palmeño”, Bienvenido Sánchez “Niño de Palma del Río”, Manuel Fuillerat Nieto “Palmeño”, Antonio Ruiz Cabrero “El Barquillero”, Santiago Morales “El Arrojao”, Pedro Benjumea Durán y Vicente Linares Montero.